LONDRES/GINEBRA, 5 DE MAYO DE 2023 - Los gobiernos de todo el mundo deben dar mayor prioridad a la salud, la educación y la protección de los niños, niñas y adolescentes ya que el fin oficial de la emergencia mundial del COVID-19 no altera el hecho de que, según las estimaciones, 100 millones de niños, niñas y adolescentes más han caído en la pobreza y 1.500 millones han visto interrumpida su educación, ha declarado Save the Children.
El Dr. Zaeem Haq, Director Médico Mundial de Save the Children, afirmó que el anuncio de la Organización Mundial de la Salud de que dejará de considerar la COVID-19 una emergencia de salud pública de importancia internacional constituía un "hito crucial", pero no erradicaba los grandes retos a los que se enfrentan ahora millones de niños, niñas y adolescentes en todo el mundo.
En los últimos tres años, el COVID-19 ha puesto patas arriba la vida de los niños, niñas y adolescentes, negándoles el acceso a la educación, la salud y la protección, aumentando las desigualdades en el mundo y sumiendo en la pobreza a unos 100 millones de niños y niñas más. Muchas comunidades vulnerables de todo el mundo siguen sin vacunarse, lo que aumenta el riesgo de muerte y mala salud, y cientos de millones de niños, niñas y adolescentes siguen enfrentándose cada día a los efectos de la pandemia y probablemente seguirán haciéndolo durante años.
"El COVID-19 y los consiguientes cierres patronales, el parón económico mundial y la interrupción de los servicios provocaron una crisis sin precedentes para los niños, niñas y adolescentes poniendo en peligro su salud física y mental, su educación, su protección y su bienestar económico. Esto, combinado con los efectos de los conflictos y la crisis climática, exacerbó las desigualdades existentes y golpeó con mayor dureza a los niños y niñas más vulnerables. Se calcula que 100 millones de niños, niñas y adolescentes más se vieron abocados a la pobreza y que el riesgo de hambruna aumentó en todo el mundo. Más de 1.500 millones de niños, niñas y adolescentes vieron interrumpida su educación, y sufrieron un aumento de la violencia cuando se cerraron las escuelas. Se calcula que 10,5 millones de niños, niñas y adolescentes perdieron a uno de sus padres o cuidadores a causa del COVID-19, y la pandemia desencadenó una crisis mundial de salud mental, ya que el 83% de los niños declararon haber experimentado un aumento de sentimientos negativos como consecuencia de ello. -Dos años después del inicio de la pandemia, se calcula que 100 millones de niños, niñas y adolescentes más se han visto abocados a la pobreza, lo que supone un aumento del 10% en comparación con la situación anterior a la campaña COVID-19, según datos de 2021 analizados por UNICEF y Save the Children. Este repunte significa que, en 2021, se calcula que 1.100 millones de niños, niñas y adolescentes vivían en la pobreza multidimensional, que incluye la privación grave de su educación, salud, vivienda, nutrición o agua y saneamiento.