Salí del pueblo por miedo
Bogotá, Colombia 14 de abril de 2025
La mañana del 21 de enero, Milena se llenó de fuerza y decidió dejarlo todo: su hogar y los frutos de años de trabajo. Salió con su bebé recién nacida y su hija de seis años hacia la carretera principal. Minutos después, escuchó el ruido de un camión y vio un tumulto de gente, niños llorando. Entre ellos, Milena sostenía a su hija en brazos, sin entender del todo por qué tenía que dejar atrás su hogar en Versalles, un pequeño pueblo en el Catatumbo.
“Nos fuimos por miedo. Uno, como madre, no quiere que sus hijos vivan en medio de esto”, dice Milena, recordando el momento en que decidió marcharse.
Trabajaba al día, con lo que lograba conseguir pagaba el alquiler de la casa y compraba alimentos para el sustento de sus hijas. “Pero la violencia se fue metiendo en el pueblo. Un grupo quiere tomar un lado, otro grupo el otro, y dejan a la gente en el medio”, explica con tristeza.
Lo que más le duele es haber dejado todo atrás, su casa, sus cosas, la escuela de su hija, una parte de su familia. “Nos vinimos con lo puesto. Muchas familias hicieron lo mismo, y otras no pudieron salir porque no querían perder lo poco que tenían”, cuenta Milena.
El viaje desde Versalles hasta Cúcuta duró más de seis horas. Milena llegó sin nada, pero con la esperanza de reencontrarse con sus hijas mayores, de 18 y 16 años, quienes viven con su padre. Ellos la recibieron y le dieron posada. “Yo al menos tuve un lugar para llegar y personas cercanas a mí que me podían dar la mano, pero ahí muchas personas que salieron de su pueblo y no tienen quien les ayude o reciba acá en Cúcuta.”
Además, encontró apoyo en el Estadio General Santander, donde Save the Children les entregó alimentos y kits de aseo, un alivio en medio de la incertidumbre. “Uno, como madre, lo que más le preocupa es la comida para los hijos. Aquí han ayudado mucho con eso”, menciona con agradecimiento.
Su bebé recién nacida también recibió bienestarina, atención de control de peso y tamizaje por parte del ICBF para garantizar su nutrición. “Muy bueno, porque cualquier ayuda cuenta cuando una está sola con sus hijos”, dice con lágrimas en los ojos.
“Lo que más duele es que mi hija de seis años no puede regresar a su escuela ni jugar con sus compañeros. Ahora tengo que buscar la forma de matricularla aquí. Siempre me pregunta cuándo vamos a regresar a nuestra casa, quiere ver a sus amigos y a su maestra”, explica.
“No sé si algún día regresaré al pueblo, pero allá quedaron muchos niños que también necesitan apoyo, necesitan comida, necesitan estudiar. Ojalá la violencia pare y Versalles vuelva a ser el pueblo alegre y tranquilo que era antes”, expresa Milena, una mujer desplazada por la violencia en el Catatumbo.
Redacción por: Yaira Ojeda Mengual, Oficial nacional de comunicación
Para más información contacte a: Leonardo Barreto, Fabian.barreto@savethechildren.org, coordinador nacional de comunicación