Recorriendo caminos de sueños y esperanza

James es un niño muy alegre que disfruta del colegio y es un excelente estudiante. A pesar de su timidez, le gusta salir y usar su tiempo libre para ver anime y hablar con sus compañeros. Casi siempre lo vemos con una gorra que utiliza para ocultar su rostro y su cabello, y que así pase desapercibido ante la mirada de sus compañeros.

Él y su familia viven en Arauca, pero provienen de Valencia, Venezuela. Se mudaron a Colombia debido a la difícil situación económica en su país de origen que no les permitía vivir bien. Vive con sus padres y sus 4 hermanos en una casa pequeña donde no se distinguen habitaciones y conviven todos en un mismo espacio, que funciona como habitaciones, cocina y sala. Aunque a veces se sienten un poco apretados, este es su hogar y su refugio. Sus padres trabajan para tener un mejor lugar donde vivir, pero encontrar empleo es complicado debido a su condición de migrantes y a la falta de educación formal en su juventud, lo que dificulta aún más la situación. A pesar de las adversidades, logran pagar su terreno, y la mayoría de los días pueden tener comida. En ocasiones, los niños deben quedarse solos mientras los adultos trabajan.

La madre de James a veces llora mucho. Se siente presionada porque debe cuidar bien de sus hijos, trabajar y atender a todos.

Es complicado reunir el dinero necesario y manejar sus propias emociones tratando de no llorar frente a sus hijos cuando se siente abrumada por la falta de estabilidad y por no poder tener los recursos para darles una buena calidad de vida. Sin embargo, tanto ella como su esposo hacen lo mejor que pueden para mantener su hogar.

James lleva 5 años viviendo en Colombia y muestra una preocupación constante. Le preocupa que su casa se inunde cada vez que llueve, la falta ocasional de comida, una laguna cercana que emana malos olores debido a la basura y el hecho de que sus compañeros de colegio se burlen de él porque tiene un parche de la cabeza sin cabello, el cual arranca cuando se siente estresado. Toda esta preocupación ha llevado a su familia a buscar ayuda psicológica, donde se descubrió que James padece de «Tricotilomanía», un síndrome ansioso en el que arranca su cabello como una estrategia inadecuada de manejo emocional.

Con el apoyo de Save the Children a través de SMAPS y gestión de casos, James ha logrado reducir su ansiedad y se siente menos preocupado. El parche de cabello que antes faltaba ha empezado a crecer nuevamente. Además, su madre está recibiendo apoyo psicológico para desarrollar mejores estrategias de afrontamiento frente a las situaciones que enfrentan. Poco a poco, su familia se está adaptando a la vida en Colombia con la intención de quedarse y comenzar de nuevo.

James ha continuado estudiando, al igual que sus hermanos, y gradualmente está mejorando su ansiedad.

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