¿Qué significa para tres generaciones de niños, niñas y adolescentes crecer en un contexto de conflicto?

En el marco del Encuentro de las Juventudes por la Paz y la Verdad, realizado el pasado 2 de Junio, que reunió a jóvenes de diferentes regiones del país para conocer sus reflexiones alrededor de la participación para la no repetición de hechos de violencia, así́ como las perspectivas de trabajo conjunto frente a la difusión y apropiación del informe final, que presentará la Comisión de la Verdad ante la sociedad colombiana, después de un proceso de participación de más de tres años.

Este informe incluirá testimonios de miles de niños, niñas, adolescentes y jóvenes que vivieron la vulneración de sus derechos en el marco del conflicto armado en un capítulo específico que buscó responder a la pregunta: ¿Qué significó crecer para tres generaciones en un contexto de conflicto?

 

A partir de un proceso de escucha que tuvo en cuenta 2.744 testimonios de 4.014 víctimas provenientes de algunos los municipios del pacífico colombiano, Urabá antioqueño y chocoano y los departamentos de Cesar y Magdalena, entre otros territorios, llevado a cabo por los comisionados y el equipo de comisión con el apoyo de la sociedad civil.

Con base a lo recogido, se priorizan cuatro apartados, los cuales son: las situaciones de orfandad y ausencias, el desplazamiento forzado; las escuelas y crecer en familias de combatientes y miembros de la fuerza pública.

Juan Andrés Moncaleano, joven vallecaucano de 18 años, afirmó: “Estamos aquí para mostrarles que hay juventudes resilientes, que son capaces de hacer las cosas. Venimos a demostrarles que estamos presentes y más fuertes que nunca”.
Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, recalcó: “El futuro no lo sabemos porque llevamos 60 años de guerra, son los jóvenes los que se van a inventar ese futuro, ni que entreguen su agenda a nadie”.

En este encuentro, en el que coincidieron más de 30 jóvenes líderes de todo el país y representantes de la sociedad civil como Save the Children Colombia (SCC), Fundación Plan, COALICO y agencias de cooperación internacional, tales como UNICEF y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), se llevó a cabo con el fin de identificar oportunidades de trabajo conjunto que continúe los procesos de participación en esta fase de difusión y apropiación del informe.

Poner a caminar el Informe: ¿Qué sigue?

Posterior a la presentación del informe final por parte de la Comisión de la Verdad, programado para el próximo 28 de junio, se realizarán espacios de difusión y socialización tanto a nivel regional, nacional e internacional con los comisionados hasta agosto.

Con relación a lo anterior,  Felipe Cortés, director de Incidencia y Comunicaciones de Save the Children Colombia (SCC), enfatizó la importancia de organizaciones de apoyar el proceso de construcción de paz desarrollado con los jóvenes y amplificar su voz en aspectos tales como:

  1. Fortalecer las capacidades de niños, niñas, adolescentes y jóvenes en su comprensión, organización, participación y autocuidado requerido para implementar los acuerdos de paz con nuevas generaciones.
  2. Vincular las redes de jóvenes en los territorios con grupos urbanos y plataformas regionales e internacionales más amplias para la rendición de cuentas frente al financiamiento necesario para llevar a cabo los cambios necesarios previstos por el sistema integral de verdad, justicia y reparación y no repetición.
  3.  Recoger la sistematización de las voces del informe para diseminar y discutir sus resultados a nivel comunitario, territorial, nacional e internacional.
  4.  Actualizar el conocimiento de la comunidad internacional sobre el proceso y su observancia ante nueva fase de conflicto».

¿Qué proponen los jóvenes?

Tras el encuentro, los jóvenes presentaron una ruta de incidencia, la cual cuenta con tres ejes de trabajo: pedagogía, participación e incidencia política, y arte y cultura.


 

Para lo cual, se dio lugar a la presentación de expresiones artísticas y culturales de los jóvenes como herramienta para combatir la estigmatización y la violencia. Entre los cuales se contó con la participación de la agrupación musical Bejuco de Tumaco, Nariño, que incluyó un repertorio de canciones, incluida ‘El río de mis amores’, inspirada en la cartilla ‘Érase una vez’ de Save The Children, construida a partir de testimonios y vivencias de niños, niñas y adolescentes del departamento de Nariño.

La comisión promovió la Consulta Nacional de Jóvenes por la Verdad, desarrollada con 5.242 niños, niñas, adolescentes y jóvenes sobre su conocimiento sobre el conflicto y el valor de la verdad y su papel para la construcción de verdad, convivencia y no repetición, que fue incluido en el informe y ofrece pistas para su apropiación.

Algunos de los resultados de las preguntas señalan los retos que se enfrentaría la fase de apropiación de las conclusiones del informe, tales como: baja credibilidad en la información que reciben instituciones educativas con el 44.3%, el cual se incrementa aún más en el caso de los medios de comunicación tradicionales con el 60%, mientras que frente a medios de comunicación alternativos se ubica con el 68.2%.

El análisis de las opiniones resaltó aspectos y mensajes clave, entre los que destacamos:

· La relevancia de su participación en la construcción de la verdad y la paz como bienes y derechos de ellos y ellas.

· Su rol como bisagra entre el pasado, el presente y un futuro posible, sin conflicto armado y basado en la convivencia y la no repetición.

· Trascender algunas verdades que han sido instauradas como oficiales, inamovibles y totales.

· Apoyar niñas y adolescentes para que el informe circule, camine, se mueva y tenga vida en las aulas de clase, en espacios barriales y comunitarios, mediante y a través del deporte y la música, el grafitti, los medios de comunicación alternativos, el cine y el teatro en la familia y en los encuentros de pares.

· Vincular a los jóvenes como diseñadores y diseñadoras de los contenidos y metodologías, con los que es factible presentar una realidad tan cruda como la colombiana.

· Abrazar la paz, protegerla y cuidarla cuando esté en riesgo, en actividades de la vida diaria, en el establecimiento de diálogos y acuerdos con los grupos armados, de veedurías de las políticas públicas, del ejercicio de la participación a través del voto y de liderazgos sociales.

· Reconocer el miedo y la indiferencia y abogar por generar espacios en los que se promueva el procesamiento de estos dolores para que la sociedad colombiana renazca, re-exista.

· Se requiere una reformulación de la enseñanza de la historia con la vinculación de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes para trabajar sobre la transformación de los currículos y de la construcción de entornos para la verdad desde la comunidad educativa.

· Concentrarse en la educación como el mejor mecanismo para acabar con la guerra y el conflicto, como el corazón del cambio y como uno de los escenarios en los que es factible el encuentro de saberes, posturas, personas y entornos.

Algunos resultados del informe:

Como eje de análisis se destaca la discriminación y precariedad en el acceso a derechos que vivieron los niños, niñas, adolescentes, exacerbada por el conflicto como una constante, ante lo cual existió una falta de respuesta oportuna del Estado y la sociedad, que no contribuyó con el restablecimiento oportuno de sus derechos, sino en muchos casos los agravó.

Como aspecto a destacar dentro de los cuatro temas priorizados por el informe (situaciones de orfandad y ausencias, el desplazamiento forzado, las escuelas y crecer en familias de combatientes y miembros de la fuerza pública).

En el caso de la escuela, el análisis presenta como esta se convirtió en un escenario de disputa entre actores armados, en los recorridos y lugares estratégicos para control social y militar de las comunidades, ante lo cual, el Estado en lugar- muchas veces- de protegerlos generó mayores riesgos por la cercanía a instalaciones militares y de policía que llevaron a su destrucción y uso, a través por ejemplo de la recolección de información de inteligencia y la instalación de MAP y MUSE. Finalmente, se destacan los impactos que esta situación tuvo en la desescolarización, la ruptura del tejido social, afectaciones emocionales y respuesta de docentes y estudiantes para el afrontamiento y resistencia.

Una dinámica que sigue sucediendo y ante los cual, desde Save the Children y otras organizaciones de la sociedad civil hacemos un llamado para suscribir la Declaración de Escuelas Seguras, para hacer de estos espacios entornos protectores que permitan prevenir y atender los ataques a la educación.

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