Me siento orgullosa de ser Wayuu

 
Jasay* es una niña Wayuu que tiene 6 años, ella y su familia son participantes del proyecto “Achecherra wakuaipa” (Fortaleciendo nuestra cultura) que se desarrolla en las cuatro rancherías del pueblo Wayuu en Maicao (Laguna de Oxidación y Perramana) y Riohacha (Los Olivos y Santa Rita). Con la comunidad, se quiere mejorar en la crianza y cuidado de la niñez, y la relación de estas con el territorio, sus mitos y tradiciones. Además, “Achecherra wakuaipa” permite entablar diálogos con entidades nacionales y locales para buscar puntos de encuentro y divergencia en las políticas de atención a la primera infancia y las prácticas tradicionales y ancestrales del pueblo Wayuu.
 
 
La historia de Jasay* en sus propias palabras:
 
“Cuando escucho el sonido de la kasha (tambor Wayuu) me emociono mucho y voy corriendo a donde mi mamá para que me ponga mi manta roja, y empiezo a bailar la yonna. Me gusta bailar, y con Save the Children he aprendido a querer más a mi cultura, me siento feliz de ser del eiruku Sijona, porque mi abuelita y mi mamá también son Sijona”, explica orgullosa.
 
Jasay* tiene un hermano de un año y una hermana de tres años, ella es la mayor y comenta que le gusta jugar con su hermano y hermana, cuidarlos, abrazarlos y darles muchos besos y abrazos. Jasay* dice que a ellos también les gusta escuchar el sonido de la kasha (tambor Wayuu), y a veces repiten los mismos movimientos que hace su hermana mayor.
 
“Al principio no sabía porque las personas de la fundación llegaban a la ranchería de mi papá, yo pensaba que era para entregar comida y reunirse con los más grandes de la comunidad. Pero después, empezaron a hablar con nosotros, hicimos juegos, dibujos y nos enseñaron muchas cosas, por ejemplo, los pasos para lavarnos las manos, y nos dijeron que debemos hacerlo antes de comer o jugar porque si no lo hacemos nos podemos enfermar”, cuenta Jasay*.
 
“Mi papá ahora está trabajando en Save the Children y él me dice que unos arijunas (personas que no son Wayuu) quieren que nosotros no olvidemos nuestras tradiciones y cultura, por eso hacen muchos encuentros y eventos para mostrar todo lo que somos.
 
Ahora, Jasay* juega más con los juegos tradicionales del pueblo Wayuu, junto con los niños y niñas de la comunidad. Estos juegos son el wayunkera (hacer figuras de animales y personas sin rostros con barro) o el awaterra yoshu (carrera de carritos con cactus). Con estas prácticas, se busca fortalecer el conocimiento sobre el juego y el arte de los niños y niñas Wayuu.
 
“Yo me siento feliz por ser Wayuu, hay muchas cosas lindas que tenemos y debemos cuidarlas. Gracias a la fundación Minderoo y Save the Children por trabajar en nuestra ranchería y, sobre todo, por enseñarles a los adultos cómo cuidarnos. “A mí me gusta estar con mi mamá y mi papá, ellos me quieren mucho y también a mis hermanitos, nos dan abrazos, besos y dicen palabras lindas, por ejemplo, a veces me dicen que soy una niña inteligente y hermosa”.
 
A principio de año, tuvo la oportunidad de viajar al municipio de Maicao para grabar unos mensajes sobre la importancia de la educación para la niñez que crearon en su comunidad, le gustó mucho la experiencia de hablar frente a los micrófonos, era su primera vez en un estudio de grabación y quiere repetir esa actividad.
 
Jasay* también participó en un espacio lúdico a través del cual reconoció las habilidades para potenciar el desarrollo integral de la niñez. Claramente, como ella es una niña, las conoció a través del juego, y pudo desarrollar mejor estas habilidades creativas, cognitivas, sociales, comunicativas y físicas.
 
“A mí ya no me da pena hablar en wayunaiki, yo sé que me falta un poquito más de práctica porque casi siempre hablo español, pero mi mamá y mi papá me están hablando más en wayunaiki”, explica Jasay*.
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