La historia de una madre y su lucha por un futuro digno para sus hijos
María*, una mujer de 43 años, migrante venezolana, proveniente del Estado Lara, en el 2023 emprendió un arduo viaje hacia Colombia con una meta clara, forjar un futuro mejor para sus hijos. La crisis económica, política y social que azotaba su país natal, la obligó a tomar la dolorosa decisión de migrar sola, dejando a sus seres queridos atrás temporalmente mientras intentaba establecerse en Arauca.
Su llegada a Colombia fue desafiante, pues durante un año, María* tuvo que trabajar incansablemente en diversos oficios como en casas de familia, parqueaderos y en un restaurante como mesera y asistente de cocina. Aunque los primeros meses estuvieron marcados por la dificultad, la motivación e ilusión de reencontrarse con sus hijos y familia rindió frutos.
Poco a poco, fue logrando una estabilidad económica que le permitió cumplir su mayor anhelo, reunirse nuevamente con sus hijos y brindarles la oportunidad de estudiar, de estar en entornos más seguros y construir una vida donde pudieran trabajar y luchar por sus sueños.
Hoy, la señora María es madre de cuatro hijos; aunque dos de ellos optaron por no continuar estudiando al comprometerse muy jóvenes y formar sus propios núcleos familiares, los otros han tenido la oportunidad de acceder a educación como motor principal en la búsqueda de cumplir sus metas, Con una sonrisa y entre ojos llenos de lágrimas por la felicidad que siente, nos contó que una de sus hijas se graduó de bachiller y actualmente se forma en confección en el SENA acá en la sede del municipio de Arauca; mientras que su hijo, Andy, cursa el sexto grado de bachillerato.
Hoy entre risas, nos contaba que la llegada a Colombia, en su momento estuvo teñida por la incertidumbre y el miedo a la deportación. No obstante, María encontró un respaldo valioso gracias al apoyo de Migración Colombia y organizaciones como Save the Children, donde pudo recibir orientación y asesoramiento para poder regularizar su estatus migratorio, un paso crucial que garantizó a sus hijos y a ella el acceso a servicios esenciales como la salud y la educación.
Así mismo, expresó profunda gratitud por el apoyo recibido a través de las transferencias monetarias de Save the Children, a las que cariñosamente llama una «bendición», ya que han sido fundamentales para asegurar la alimentación y el bienestar de su familia, especialmente en momentos de escasez.
Además del apoyo financiero, resalta los aprendizajes adquiridos en los talleres de seguridad alimentaria, donde aprendió y descubrió la importancia de variar la dieta familiar, eligiendo alimentos más nutritivos como el hígado y las frutas, en lugar de limitarse solo a la carne.
Los espacios de aprendizaje sobre el ahorro transformaron la perspectiva de María sobre sus finanzas. Comprendió la necesidad de organizar mejor sus gastos y planificar a futuro; con una nueva mentalidad, ahora su gran sueño es comprar un lote y construir una casa propia, este anhelo representa más que una propiedad; es la promesa de un lugar donde sus hijos puedan vivir con mayor comodidad, dejando atrás los arriendos costosos y los espacios reducidos que a menudo enfrentan.
María* entendió que el ahorro es vital y reconoce que en el pasado solía gastar sin pensar en el mañana, sin llevar o tener una programación de sus ahorros; pero hoy, se dedica a enseñar a sus hijos el valor de la planificación y la previsión financiera. Actualmente, en Villaluz, María* continúa participando activamente en programas comunitarios de protección y ahorro liderados por Save the Children en el territorio Araucano y manifiesta que, aunque el camino ha sido y sigue siendo un desafío constante, su agradecimiento por las oportunidades encontradas y su firme determinación de ofrecer un mejor porvenir a su familia la impulsan cada día.
Para más información:
Leonardo Barreto
Coordinador de comunicación
Fabian.barreto@savethechildren.org