- 9 mil niñas, adolescentes y mujeres en estado de vulnerabilidad de sus derechos de La Guajira, Arauca y Norte de Santander, han sido beneficiadas con los programas para la permanencia en la escuela.
- Xenofobia, bullying y exámenes de nivelación, son algunas de las barreras adicionales que las niñas venezolanas tienen que derribar para acceder al sistema escolar del país.
- 919 niñas y niños de la frontera han sido apoyados para el acceso, retorno y permanencia escolar con el proyecto ‘El mundo es mi hogar’ de Save the Children.
Bogotá | ¿Por qué es tan difícil para las niñas y adolescentes acceder a la educación o permanecer en ella en Norte de Santander, La Guajira y Arauca? Investigación de Save the Children revela cuatro principales barreras que han tenido que enfrentar las niñas en la frontera: estigmatización sobre los conocimientos que deben adquirir, el embarazo adolescente, la multiplicación de los quehaceres en el hogar y la violencia de género son obstáculos reales que afrontan las niñas de la frontera.
División sexual del trabajo: las labores domésticas son de las niñas
Aunque no es una característica exclusiva de la frontera, sí es evidente que muchas familias en esta región naturalizan que las niñas deben realizar trabajo sin remuneración en el hogar. Este estereotipo se agudizó de manera radical durante la pandemia.
Mariadelaida Uribe de Plaza, gerente de la oficina de Cúcuta de Save the Children, asegura que, “Las niñas, quienes han sido las más vulnerables con el cierre de las escuelas, han visto limitado su acceso y disponibilidad para estudiar por las labores no remuneradas que se sumaron aún más durante el COVID-19. Los quehaceres del hogar y el cuidado de los hermanos son algunos de los desafíos más recurrentes en el contexto, sumado a mayor exposición a la violencia de género y a otros tipos de violencia fuera de las escuelas.”
1.Exposición a la violencia de género en situaciones de vulnerabilidad
Según el estudio, para entender porque la afectación a las niñas y adolescentes es tan crítica en las zonas de fronteras hay que explicar tres variables, que a juicio de Save the Children, son las que desencadenan Violencias Basadas en Género (VBG) que se evidencian en formas de maltrato y abuso hacia las niñas:
a. El machismo y el aumento del feminicidio: El confinamiento por el COVID-19 y la crisis humanitaria, han intensificado la violencia en contra de las mujeres y las niñas profundizado los factores de riesgo. En 2021, la Fundación Feminicidios Colombia reportó 30 niñas y adolescentes fueron víctimas de feminicidio, 15.120 niñas y adolescentes fueron víctimas de presuntos delitos sexuales y 3.732 fueron víctimas de violencia intrafamiliar, en ambas el 5% son migrantes venezolanas, según el Instituto Nacional de Medicina Legal.
b. La presencia de la violencia del conflicto armado y de las violencias urbanas: Al ser regiones donde los grupos armados ilegales y estructuras criminales ampliaron su influencia, niños, niñas y adolescentes quedaron expuestos a riesgos asociados al reclutamiento. En total, por lo menos 23.465 niños, niñas y adolescentes fueron víctimas del conflicto armado, de los cuales 23 eventos fueron en Arauca y 15 en Norte de Santander.
c. La pobreza exacerbada por la migración venezolana: Estos son tres de los departamentos que más han sido recipientes de migración venezolana y en consecuencia también han visto en aumento en las cifras de informalidad y pobreza. Hacia agosto de 2021, Migración Colombia contaba alrededor de 1.842.390 de migrantes venezolanos, de los cuales 164.229 se encuentran en Norte de Santander, 106.749 en La Guajira y 33.871 en Arauca.
Sin embargo, para los niños y niñas migrantes la situación es más compleja, ya que el sistema educativo colombiano se convierte en una primera gran barrera. Según la investigación, la diferencia de currículo, la presentación de exámenes de nivelación, los sentimientos de exclusión, el matoneo por el acento y otras diferencias culturales, generan rechazo y maltrato discriminatorio.