Ana* nos cuenta como ha sido su experiencia en la USSR de Maicao

La historia de Ana* en sus propias palabras: 

Me llamo Ana* y tengo 26 años, soy madre de cuatro hijos,  Adaluz de 8 años, José 6 años, Leander de 2 años y Alejandro de 3 meses, vivimos en el barrio Mareiwa. Hace dos años llegamos a Colombia. Estar aquí no ha sido fácil, pero son tantas las cosas que tengo por agradecer, por ejemplo, en la casa donde yo vivo no pago nada porque estoy al cuidado, desde que llegue siempre he vivido ahí. También tuve la vida de mi hijo Alejandro, su llegada fue como un milagro. 

Un día escuche a una vecina hablar de este lugar (La Unidad de Salud Sexual y Reproductiva de la Fundación Save the Children). Ella decía que las personas aquí eran amables, ayudaban a los que llegaban y los atendían. Entonces, una tarde yo le dije a mi vecina que deseaba ir a ese lugar para ver si me revisaban, y tener el control de embarazo.  

A la mañana siguiente, mi vecina madrugo y las dos salimos en un motocarro para la Clínica. Yo estaba asustada y con un poco de temor porque pensaba que no me iban atender. Apenas llegamos nos abrieron la reja, una muchacha nos dijo que nos laváramos las manos, después entramos, había varias personas sentadas esperando turnos.  

Entonces otra muchacha se nos acercó y pregunto para que veníamos y mi vecina le conto todo, yo no daba para hablar de los nervios, al rato de estar esperando, nos llamaron a la ventanilla y me dijeron que tenía cita con el médico mañana. En ese momento yo tenía tres meses de embarazo, ellos me pusieron al control, yo empecé a ir todos los meses para que revisarán a mi bebé y a mí.  

Les quiero contar algo que me paso este año cuando estaba en una cita con la muchachas de Save the Children. La psicóloga estaba conversando conmigo y preguntándome que como me sentía y de repente me empezaron a dar los dolores, yo pensé que se iban a pasar en un rato y no fue así. Yo le dije a la psicóloga que sentía un dolor fuerte, ella me dijo que respirará, que un médico me revisaría, yo recuerdo ese día como hoy, me llevaron a otra habitación y yo sentía que mi bebé se iba a salir. Yo le decía a la enfermera que me quitara la ropa y de un momento a otro salió mi hijo Alejandro, le cortaron el ombligo y me lo entregaron para que le diera el seno. Ellos como que ya habían llamado una ambulancia, a los pocos minutos me llevaron al hospital de Maicao.  

En el hospital nos volvieron a revisar, gracias a Dios todo salió bien. Mi bebé nació con un buen peso, los médicos me dijeron que estaba sano y fuerte. Las personas que trabajan en Save  the Children tienen un buen corazón, yo lo pude ver el primer día que estuve aquí, todos corrían para ayudarme y cuando mi bebé mi nació aplaudieron, estaban felices. Ellos dicen que Alejandro es el hijo de la Unidad de Salud porque es el primer bebé que nace aquí.  Siempre que llegó a mis citas se ponen felices, me preguntan cómo va todo, si estoy bien.  

Aquí han sido como unos ángeles conmigo y con mis dos hijos, porque al día siguiente que nació Alejandro me regalaron pañales, una ropita, toallas maternas, varias cosas me dieron en una caja, yo no tengo como agradecer todo lo que han hecho conmigo. Otro día vine porque mi hijo Leander estaba enfermo y le dieron sus medicinas. Ahora, yo sigo asistiendo allá porque mi bebé está en control de crecimiento y desarrollo, ellos me enseñan sobre cómo darle el seno a mi bebé y muchas cosas para ser una buena mamá, ojalá que yo hubiera aprendido todo esto antes.

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