Niñas, niños y adolescentes en el asentamiento informal más grande de Colombia enfrentan creciente abuso y riesgos mientras se agota la ayuda humanitaria – Save the Children
Bogotá, 15 de mayo
Las niñas, los niños y adolescentes que viven en el asentamiento informal más grande de Colombia están enfrentando niveles alarmantes de abuso, incluyendo explotación sexual y trabajo forzado, luego de que los recortes en la ayuda internacional de eliminaran casi por completo los servicios humanitarios en esta zona durante el último año, advirtió Save the Children.
La Pista, ubicado en el departamento de La Guajira, al norte del país, alberga a más de 9.000 personas, muchas de ellas migrantes de países vecinos y miembros del pueblo indígena Wayuu. Hasta hace poco, dependía en gran medida de la cooperación internacional para acceder a alimentos, atención en salud y servicios de protección infantil. Sin embargo, cerca del 90% de estos programas han sido suspendidos por falta de financiamiento.
Actualmente, solo tres de las 28 organizaciones humanitarias que operaban en el asentamiento siguen activas, dejando a las familias sin apoyo esencial y exponiendo a las niñas y los niños a mayores riesgos de violencia, explotación y negligencia.
Con la desaparición de los servicios, Save the Children ha recibido múltiples reportes sobre niñas, niños y adolescentes que se ven forzados a realizar actividades peligrosas para sobrevivir: algunos reparten agua a lomo de burro bajo temperaturas extremas, otros piden limosna en las calles o buscan materiales reciclables para vender. También se han reportado casos de explotación sexual a cambio de comida o dinero para poder alimentar a sus familias.
Aunque el hambre y el trabajo infantil han sido problemáticas persistentes en este asentamiento, hoy son más visibles que nunca. Así lo afirma Juleima, una lideresa comunitaria de 54 años:
“El trabajo infantil se ve mucho más ahora. Antes, los niños que iban al colegio por la mañana pasaban la tarde en carpas recreativas con música, danza o espacios seguros para aprender y comer algo. Ahora que esos espacios ya no existen, no tienen a dónde ir. Se ven niños pidiendo limosna o vendiendo agua en el centro. Incluso he escuchado que algunos están siendo usados para vender drogas.
Los niños que piden en la ciudad corren peligros muy graves pueden ser atropellados por una moto, secuestrados o explotados. Incluso han desaparecido niños, y hay miedo de que estén siendo víctimas de tráfico de órganos. Ese es el nivel de riesgo que enfrentan fuera del asentamiento. Y si los agarran haciendo algo ilegal, ellos o sus familias pueden pagar las consecuencias. Algunos han terminado en centros de reclusión juvenil. Las consecuencias son muchas.”
Save the Children es una de las 25 organizaciones que se han visto obligadas a suspender sus programas en el asentamiento debido a los recortes en la ayuda humanitaria. Actualmente, la organización mantiene una presencia móvil limitada, brindando de manera mensual acceso a atención médica, tamizajes nutricionales, refrigerios y actividades recreativas.
María Mercedes Liévano, directora país de Save the Children en Colombia, advirtió:
“Estamos ante una crisis dentro de otra crisis. Las niñas y los niños están arriesgando sus vidas solo para sobrevivir, porque la ayuda que antes los protegía desapareció de un día para otro. La asistencia humanitaria era un salvavidas para miles de familias en La Guajira. Con casi el 90% de los programas cerrados en este asentamiento, las familias están siendo llevadas al límite. Ningún niño o niña debería tener que mendigar, ser abusado o correr el riesgo de ser reclutado o secuestrado solo para poder comer.
Necesitamos financiamiento urgente para garantizar que los niños y niñas sobrevivan, estén protegidos y permanezcan con sus familias. Mientras no se restablezcan los recursos recortados, las familias seguirán enfrentando decisiones imposibles, y quienes pagarán el precio serán los niños y niñas.”
Este año, cerca de 13 millones de personas en Colombia, incluyendo más de 4 millones de niñas y niños, necesitarán asistencia humanitaria. Sin embargo, hasta la fecha, solo se ha financiado el 14% del plan de respuesta humanitaria de las Naciones Unidas para Colombia, dejando a miles de familias sin el apoyo que necesitan con urgencia.
En 2024, la ayuda exterior de Estados Unidos representó alrededor del 70% del financiamiento humanitario para Colombia. Con esos fondos eliminados, Save the Children se ha visto obligada a suspender los servicios de protección y la asistencia económica para 30.000 personas, incluyendo 16.000 niñas y niños. Muchos ahora enfrentan mayores riesgos de reclutamiento forzado, deserción escolar, violencia basada en género y explotación.
Save the Children trabaja en Colombia desde hace más de 40 años. La organización promueve los derechos de la niñez brindando acceso a educación, salud, apoyo nutricional, seguridad alimentaria y medios de vida para las familias.
FIN.