Soy Wayuu de la familia Pushaina
Rafael* es un niño Wayuu que tiene 7 años, él y su familia son participantes del proyecto “Achecherra wakuaipa” (Fortaleciendo nuestra cultura) que se desarrolla en las cuatro rancherías del pueblo Wayuu en Maicao (Laguna de Oxidación, Perramana) y Riohacha (Los Olivos y Santa Rita). Con la comunidad, se quiere mejorar en la crianza y cuidado de la niñez, y la relación de estas con el territorio, sus mitos y tradiciones. Además, “Achecherra wakuaipa” permite entablar diálogos con entidades nacionales y locales para buscar puntos de encuentro y divergencia en las políticas de atención a la primera infancia y las prácticas tradicionales y ancestrales del pueblo Wayuu.
La historia de Rafael* en sus propias palabras
“Soy estudiante de segundo grado en el colegio de mi ranchería y estoy muy agradecido con la Fundación Minderoo y Save the Children porque nos regalaron unos pupitres, tableros, un parque de diversión para jugar en el recreo… también están construyendo unos salones para los estudiantes que tanto lo necesitábamos. Desde que están trabajando aquí, muchas cosas han cambiado para bien y eso me hace feliz”, comenta Rafael*.
Sus familiares explican que él es un niño interesado por conservar las tradiciones del pueblo Wayuu, ha pedido clases sobre la yonna (baile típico), jayechi (música) y los juegos tradicionales . Además, siempre busca espacios de diálogo con sus mayores con el propósito de conocer más de su cultura.
“Siempre me ha gustado participar en las actividades que hacen en la comunidad y con la seño ensayamos lo que vamos a presentar. Un día, nos dijeron que unas personas venían a visitarnos y nosotros aprovechamos ese momento para mostrar nuestras tradiciones, presentamos la yonna con varios pasos, como el del pavo real, el trompo, la perdiz y otros más”, explica con una sonrisa.
Rafael* también repite lo orgulloso que está de su cultura: “A mí me gusta ser Wayuu, a todos los lugares donde voy digo con orgullo que soy de la familia Pushaina, siempre he hablado wayunaiki y nunca me ha dado pena, esto es porque mi mamá me dice que debo tener sentido de pertenencia con mi cultura y nunca olvidar mis raíces”.
Con el apoyo de Save the Children, a través de actividades y encuentros comunitarios, se ha fortalecido el conocimiento de Rafael* en más temas tradicionales y ancestrales como los platos típicos, los instrumentos musicales o las medicinas, entre otras prácticas del pueblo Wayuu.
En el año 2022, Rafael* participó en el diálogo regional vinculante que tuvo lugar en el municipio de Maicao para incidir en el Plan Nacional de Desarrollo del Gobierno actual en Colombia. Su papel fue protagónico en ese espacio ya que él y otras niñas de la comunidad dieron apertura al evento con el baile típico. Para Rafael* fue importante esta participación porque comprendió aún más el valor de su cultura: “Yo me sentí muy orgulloso esa vez que fuimos a la universidad, las otras personas decían que nunca habían visto a unos niños de nuestra edad bailando la yonna, lo hicimos muy bien”.
Rafael* es un niño al que le gusta participar en las actividades y siempre ha tenido la disposición en apoyar los eventos comunitarios. Recientemente, grabó un mensaje en wayuunaiki sobre la demostración de afecto y lo hizo cantando un jayechi (música). Esta fue su primera vez interpretando este arte y le pareció una forma diferente de expresarse: “Yo veía a los hombres adultos cantar jayechi, y pensaba que los niños no teníamos edad para eso, pero no es así porque nosotros sí podemos cantar. y a mí me gustó mucho”.
La hermana de Rafael* tiene 2 años, él la cuida y juega con ella. Cuando sea grande, sueña con ser abogado para defender siempre a sus familiares y le gustaría hablar inglés para comunicarse fácilmente con los arijunas (personas que no son Wayuu) que visiten su comunidad. También quiere enseñar a otros niños y niñas el valor que tiene su cultura Wayuu para que no se olviden sus raíces.
“Les quiero contar que mi mamá este año mandó a hacer mi traje típico, y cada vez que tengo una presentación me lo pongo, yo lo cuido mucho porque no quiero que se me dañe. A veces cuando no tengo nada que hacer en la casa, le digo a mi mamá que me vista y me pongo a bailar la yonna con mi hermanita. Le explico cómo debe hacerlo. Ya quiero que crezca para que sea mi pareja en todas las actividades de la comunidad”, termina explicando con orgullo.
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