Herlanda es una mujer de 27 años de origen venezolano, radicada en el departamento de Arauca. Debido a las consecuencias socioeconómicas que dejó la pandemia por COVID-19, perdió su empleo como mesera en un restaurante y a esto se sumó que fue desalojada de su vivienda por falta de pago del arriendo.
«Conozco a Save the Children hace un año, una persona me dijo que me comunicara con la Fundación que depronto podían ayudarme. Muchas personas me decían que era difícil que respondieran, pero yo usé la opción de enviar un correo y me llamaron, aunque les costó comunicarse conmigo porque yo no tenía teléfono, ellos insistieron y pudimos hablar. Fue de mucha ayuda porque estaba en la calle con mis niños y no tenía dónde vivir, solo pudimos estar en un lote que me dieron a cuidar pero estaba inundado, el agua me daba a la cintura. Yo les mostré evidencia a Save the Children, cuando fueron a hacer la visita el carro no pudo entrar, les tocó con botas y mojarse. Nos tocaba dormir en chinchorros, era muy difícil sobrevivir ahí por ser época de invierno» narra Herlanda sobre el primer momento en que se contactó con nuestro equipo en Arauca.
El departamento de Arauca en Colombia, históricamente ha sido azotado por los estragos que deja el invierno. Por años, se presentan cortes indefinidos en el servicio de energía, tienen amplias zonas de sabana bajo el agua, las carreteras se han deteriorado y los ríos se han llevado al menos cinco puentes en 2021. Actualmente, según la dirección de gestión del riesgo de Arauca, el invierno en 2021 ya deja al menos 52 mil afectados.
«Yo me sentía muy mal, era frustrante, era una situación que nunca había vivido, fue desesperante, me encontraba sin ningún apoyo y ver a mis hijos tan vulnerables me conmovió mucho. Yo no tenía trabajo, antes era mesera pero por la pandemia el restaurante lo habían cerrado. Las personas de Save the Children que fueron a visitarme me dijeron que podían ayudarme con un bono de emergencia, me dijeron que tenía que ir a reclamarlo a un Efecty. Luego fueron a llevarle kits a mis hijos de educación y botas de caucho, ellos estaban felices»
Herlanda, quien vive con sus cuatro hijos de 12, 7, 5 y 2 años de edad, pasó por situaciones de máxima vulnerabilidad, no contaba con vivienda digna ni trabajo para su sustento y el de su familia. Luego de contactar a Save the Children, recibió el bono de emergencia que invirtió en su nueva idea de vender hayacas. Con sus primeras ganancias compró cocina y utensilios, consiguió un nuevo lugar en alquiler, seguro y cómodo para su familia, y actualmente es participante de la estrategia ‘Medios de vida’, donde tuvo la oportunidad de fortalecer su emprendimiento, asistir a capacitaciones y recibir nuevas herramientas y recursos para su proyecto de venta de comidas.
«En ese momento me aconsejaron, me dijeron que pensara muy bien lo que iba hacer con ese dinero del bono, porque la plata se me iba muy rápido si no le daba un buen uso. Yo pensaba ¿qué hacer con $370.000?, ¿cómo hago para invertirlos si todo es muy caro? Entonces pensé en vender hayacas, no tenía ollas pero la vecina me ayudó, buscamos leñas, montamos un fogón, las preparamos y las ofrecimos puerta a puerta. Ese día todo se vendió muy rápido, entonces guardé la ganancia. Así empecé y vendí durante tres semanas seguidas, empecé a vender sánduches, invertí y me resultó muy bien, pero yo no tenía la herramienta, no tenía cocina, todo me lo habían quitado como pago de lo que debía de arriendo; entonces con la ganancia compré una cocina y un recipiente. Así fueron pasando los meses y el emprendimiento empezó a crecer y a tomar fuerza. Cuando vi que tenía para pagar arriendo me mudé a donde vivo ahora, dos piezas y un baño privado, para mis hijos y para mí esto es muy cómodo. Antes dormíamos en un solo cuarto, allá vivían muchos hombres y yo he sufrido por muchas experiencias traumáticas en mi niñez y mi vida que me hacía pensar en mis hijos y en mi niña menor«
La estrategia piloto de ‘Medios de vida’ pretende generar una opción sostenible de generación de ingresos a través de la empleabilidad o el emprendimiento. Esto se convierte en una oportunidad para las familias que reciben dinero en efectivo, de contar con formación en habilidades blandas y en oficios, que les permita cualificar su mano de obra y potenciar sus habilidades para ejercer una ciudadanía activa, responsable, protectora y autónoma.
«La persona de Save the Children me llamó y me dijo que iba a hacerme una visita. Les conté todo mi proceso y les dije que puse en práctica sus consejos. Al final también vendía picadas a $5.000. Yo fui tomando impulso, porque en ese tiempo me sentía asfixiada, sin trabajo, en pandemia, con mis niños y gastos, me sentía mal. Cuando vinieron de nuevo los de Save the Children me hablaron de una opción de apoyo a emprendimientos y me citaron, nunca me imaginé lo que iba a pasar. Cuando llegué y me encuentro a todas las personas y emprendedores, me dijeron que yo había sido seleccionada entre un grupo de personas para apoyar el emprendimiento de hayacas, yo quedé en shock, estaba muy feliz, me citaron a unas capacitaciones, fui con mi cuaderno y aprendí nuevos conocimientos sobre cómo llevar mis cuentas, cómo administrar mejor mi proyecto. Porque luego delante de mucha gente debíamos presentarnos, yo no sabía si era capaz. Tuve que practicar mucho, delante de tanta gente me daba miedo, pero cumplí con todos los procesos, siempre di lo mejor de mí. Me empapé de todo el conocimiento, tuve mi presentación, los nervios me invadieron, pero mis compañeros que expusieron antes me dieron el empuje, si yo no exponía bien no iba a convencer a los jurados. Yo me sabía todo de memoria, perdí el miedo y me expresé bien, llevé degustaciones para que probaran mis productos. Yo me sentí muy satisfecha y contenta por superar esa meta y dar a conocer mi proyecto, mis capacidades y ganas de salir adelante»
Por medio del proyecto de CASH, brindamos ayuda humanitaria de emergencia en efectivo que les permite a las familias altamente vulnerables cubrir sus necesidades básicas tales como vivienda, alimentación y agua potable. Al recibir la ayuda multipropósito, las familias beneficiarias tienen la posibilidad de seleccionar y priorizar su gasto, lo cual, además, les otorga dignidad. Adicionalmente, estos proyectos llevados a cabo no solo en Arauca, sino también en los departamento de La Guajira y Valle del Cauca, y en la capital colombiana Bogotá, D.C., se realizan con el acompañamiento psicosocial a las familias y entregas de kits educativos y didácticos a los niños y niñas de cada familia en condición de mayor vulnerabilidad.
«Mi experiencia con Save the Chidren fue ese empuje que me dieron para seguir, cuando yo los encontré, o mejor cuando ellos me encontraron a mí, yo estaba en una situación muy horrible, estaba al borde de un colapso emocional, estaba muy mal y sin apoyo porque mi familia está en Venezuela, sin poder contarle al menos a mi mamá porque allá están peor. Me toca sola pero en Save the Children encontré ese apoyo para salir del momento difícil y traumático, nunca en mi vida había vivido algo así. Luego, con el apoyo al emprendimiento, siento que ya puedo aumentar mis ventas, hacer nuevas cosas, tengo recursos para implementar nuevas ideas y darle calidad de vida a mis hijos, como madre pienso es en ellos para que no pasen nunca por lo mismo, porque yo de niña sufrí abuso, desplazamiento, nunca tuve una familia estable. Son cosas que he ido superando, que ya no me atormentan y puedo hablar de eso, todo va sanando también gracias a la ayuda psicosocial que me brindó Save the Children. Estoy muy agradecida por ese apoyo incondicional, que necesitaba para crecer como persona y con mi emprendimiento«.
Actualmente Herlanda hace parte de un plan completo de capacitaciones y a su vez realizó su plan de negocio y cotizaciones sobre las cosas y herramientas que necesita en su proyecto y que serán financiadas por el proyecto ‘Medios de vida’. «Ahora solo estoy pensando en nuevas ideas, en tener mi propio puesto de venta, para ofrecer más productos y seguir saliendo adelante. Haber hecho esa inversión fue la mejor decisión de mi vida, si me hubiera gastado todo en un solo momento estaría en las mismas condiciones o hasta peor».