José Gabriel, 12 años, es oriundo de San Antonio del Táchira (Venezuela) y estudia en el municipio de Villa del Rosario. Antes de la pandemia cruzaba a diario la frontera entre Colombia y Venezuela para poder ir a clases. Ahora, desde la virtualidad, tenía que compartir el único celular que hay en su casa con sus hermanos para estar al día con las tareas escolares.
La historia de José Gabriel en sus propias palabras:
Un celular compartido con sus cuatro hermanos, y con la pantalla partida, era la única herramienta tecnológica con la que José Gabriel, 12 años, contaba para acceder a sus clases virtuales en el colegio Manuel Antonio Rueda Jara, en el municipio fronterizo de Villa del Rosario.
Aunque antes de la pandemia por COVID-19, el niño oriundo de Venezuela, caminaba más de una hora desde su casa en el vecino país hasta la escuela sin ningún reparo al sol y al agua, el no contar con herramientas tecnológicas idóneas era un obstáculo mucho más fuerte por enfrentar.
“Antes de la pandemia tenía que caminar más de una hora para llegar a clases. Cuando mi mamá tenía plata para comprar gasolina me traía en moto hasta el puente internacional Simón Bolívar y ahí nos recogía el bus para el colegio. Cuando no había para la gasolina nos tocaba venirnos corriendo para que el bus no nos dejara”, recordó José Gabriel.
“Ahora en la pandemia cumplir con las tareas también es difícil. Yo uso el celular de mi mamá, pero ese aparato tiene toda la pantalla partida y se descontrola a cada rato por lo que es muy difícil atender a las clases”, relató.
Sin embargo, José Gabriel nunca imaginó que su talento y creatividad le permitirían contar con una mejor herramienta tecnológica para seguir con sus clases virtuales. Gracias a su participación en el concurso ‘Mi Voz Cuenta’ se ganó una tableta.
“No me esperaba este regalo. La tableta está muy bonita y quiero utilizarla no solo para hacer las tareas sino para comunicarme con mis tíos y primos que están al interior de Venezuela y los que han migrado a otros países. Tengo un tío en Perú al que no veo desde hacer rato”, contó emocionado. “Mi consejo para los demás niños migrantes en el resto del mundo es que sean muy trabajadores en el colegio”.
Contexto e información del proyecto:
Villa del Rosario es un municipio de Norte de Santander que limita con el Estado Táchira (Venezuela) que y que junto con El Zulia, San Cayetano y Villa del Rosario hacen parte del área metropolitana de Cúcuta. Por su condición fronteriza es el segundo municipio, después de Cúcuta que alberga al mayor número de migrantes. Según el reporte más reciente de Migración Colombia, en Villa del Rosario hay 37.296 venezolanos de forma permanente. Su economía está muy ligado a la economía en Cúcuta y la zona de frontera por lo que debido a la pandemia por COVID-19 y el cierre de la frontera con Venezuela, sus habitantes han tenido graves inconvenientes para poder subsistir.
En el marco del proyecto ‘El Mundo es mi Hogar’ financiado por Global Affairs Canada, realizamos el concurso ¡Mi Voz Cuenta! que buscaba que los niños y niñas de Norte de Santander, Arauca y La Guajira aportaran sus ideas y creatividad para construir el nuevo nombre y logo de este proyecto. Recibimos en total 93 propuestas. El primer lugar se llevó un computador portátil, los cinco primeros lugares adicionales recibieron una tableta, con el fin de contribuir a la mejora del acceso a las clases virtuales.
Save the Children Colombia inicia su trabajo en Norte de Santander desde 2015, a través de diferentes proyectos. A partir del 2019, iniciamos un acompañamiento en Cúcuta, Villa del Rosario, Los Patios, Pamplona y Sardinata con el proyecto ‘El Mundo es mi Hogar’, centrado en mejorar la realización del derecho a una educación de calidad, segura y con perspectiva de género para las niñas y niños afectados por el conflicto y la crisis en la frontera colombo-venezolana. Con este último proyecto, que se implementará por 31 meses en la zona, se busca beneficiar a más de 30.403 niños, niñas y adolescentes que viven en la zona.