Nohelia Sarahi sueña con volver pronto al colegio.
Nohelia Sarahi Valest Molina llegó hace un año a Colombia procedente de Mérida Venezuela y se reunió con su padre después de más de tres años de no verlo. Él había viajado al territorio nacional en búsqueda de mejores oportunidades para su familia, sin embargo ante la crisis en el vecino país se vio obligado a traer a Colombia toda su familia: su esposa y sus tres hijos de 18, 13 y 5 años.
Gresmar Molina, la madre de Nohelia fue la última en llegar a Colombia. Era funcionaria pública en la Alcaldía de Mérida y aunque había pasado al renuncia en reiteradas oportunidades no se la aceptaron por lo que tuvo que escapar hacia Colombia. Aunque es contadora pública de profesión y estaba cursando el tercer año de derecho internacional, tuvo que escoger entre continuar sus estudios o darles de comer a sus hijos. Actualmente es desempleada y se rebusca el sustento diario vendiendo arepas y dulces ocasionalmente. Su esposo y su hijo mayor trabajan en albañilería par cubrir los gastos familiares.
La historia de Nohelia Sarahi en sus propias palabras:
A 266 kilómetros de su natal Mérida (Venezuela), en el municipio de Los Patios (Norte de Santander) y con una temperatura de más de 30°C que dobla a la que estaba acostumbrada, vive Nohelia Sarahi, 13 años, con sus padres y sus dos hermanos de 18 y 5 años. Como si fuera poco lidiar con el cambio de país, Nohelia al igual que millones de niños y niñas en todo el mundo a tenido que aprender a convivir con el COVID-19.
Esto fue lo que nos contó sobre cómo han sido los últimos siete meses de confinamiento:
“Durante la pandemia me he sentido ni tan mal ni tan bien, porque no estar afuera es un bien, pero de estar tanto encerrado uno se aburre y no se haya con las cosas de hacer acá, entonces no me gusta”, explicó Nohelia.
Aunque es conciente de que el confinamiento es clave para evitar la propagación del virus asegura que “antes era mejor pues veía las calles llenas de gente. Había movimiento, pero por la pandemia ahora todos encerrados, casi no salen y hay personas que tampoco se cuidan, salen sin tapabocas ni nada de eso”.
Desde la virtualidad ha podido seguir con su estudios. Actualmente cursa sexto grado en un colegio local, sin embargo el tener un acceso limitado a las herramientas tecnológicas ha sido un gran obstáculo.
“Tenemos un solo teléfono móvil y ese lo utilizamos para las tareas mías y de mi hermano y a veces no lo tenemos porque a mi papá le toca llevárselo a juro no es porque el quiera sino porque le toca. Hay veces en que me pierdo las clases virtuales cuando tenemos videollamadas, a veces los profesores envían las guías por whassap y recibo guías pero hay veces en que no la dan”, relató acongojada.
“ Me preocupa mucho que mucha gente se esté muriendo por el coronavirus. Sueño con que todo sea normal, que todo vuelva a la normalidad. Que todos volvamos a los colegios, que puedan trabajar bien”, concluyó ilusionada.
Contexto e información del proyecto:
Los Patios es un municipio de Norte de Santander que junto con El Zulia, San Cayetano y Villa del Rosario hacen parte del área metropolitana de Cúcuta. Por ser la vía de acceso hacia el interior del país, pues limita con Pamplona, es un gran receptor de población migrante y caminantes. Su economía está muy ligado a la economía en Cúcuta y la zona de frontera por lo que debido a la pandemia por COVID-19 y el cierre de la frontera con Venezuela, sus habitantes han tenido graves inconvenientes para poder subsistir.
En el marco de la atención por COVID-19 y mediante el proyecto ‘El Mundo es mi Hogar’ financiado por Global Affairs Canada, Save the Children Colombia dio respuesta de emergencia con la entrega de 60 bonos alimentarios en octubre para igual número de familias residentes en este municipio, la mayoría de ellas migrantes.
Save the Children Colombia inicia su trabajo en Norte de Santander desde 2015, a través de diferentes proyectos. A partir del 2019, iniciamos un acompañamiento en Cúcuta, Villa del Rosario, Los Patios, Pamplona y Sardinata con el proyecto ‘El Mundo es mi Hogar’, centrado en mejorar la realización del derecho a una educación de calidad, segura y con perspectiva de género para las niñas y niños afectados por el conflicto y la crisis en la frontera colombo-venezolana. Con este último proyecto, que se implementará por 31 meses en la zona, se busca beneficiar a más de 30.403 niños, niñas y adolescentes que viven en la zona.