Cuando Deisy, de 40 años, ve a sus hijas de 8, 11 y 13 años jugar a la escuela se desmorona. Sabe de sobra que así es como sus niñas fantasean en volver a pisar un aula de clases. Desde hace año y medio cuando salió de Venezuela huyéndole al conflicto social y político de este país sus hijas se quedaron por fuera del sistema escolar.
Es así como Alexa*, la mayor juega a ser la profesora de Gina* y Martica*, y les enseña a sumar y restar, mientras espera que su mamá les llegue con la buena noticia de que ya pueden volver a clases, así sea desde la virtualidad.
La Historia de Deisy y Alexa* en sus propias palabras
“Llegamos a Arauca como miles de familias venezolanas en busca de mejores oportunidades de vida, sin embargo, empezar desde cero no es fácil. Tuve que vender mis corotos (muebles y enseres) para poder venirme con dos de mis hijas. Dejé a otros cuatro hijos allá, y me reencontré con mi hija Alexa* que ya llevaba dos años en Colombia viviendo con su tío”, relata Deisy.
Con tristeza asegura que su vida no es igual desde hace cuatro años cuando su familia tuvo que separarse por la crisis que azota a Venezuela. Alexa* fue la primera en partir y es la que más se a adaptado a vivir en Colombia.
“Como llegamos hace poco a la zona urbana de Arauca aún no hemos podido conseguirles cupos escolares a mis hijas, pero gracias a Save the Children ya estamos en esa tarea. Mi mayor sueño y el de ellas es poder volver a estudiar, quiero que mis hijas puedan prepararse académicamente y sean alguien en la vida. Que tengan la oportunidad que yo no tuve”, sostiene con firmeza.
“A mí me encantan las matemáticas y quiero aprender a dividir para enseñarles a mis hermanas. Mi sueño es ser una gran maestra para enseñarles a los niños venezolanos que no reciben en las escuelas”, interrumpe Alexa*, quien asiste puntualmente a los espacios amigables de Save the Children en la zona.
“Hace días veía que muchos niños entraban a esa carpa blanca (espacio amigable) y tenía curiosidad por saber que pasaba ahí. Mi mamá averiguó y ahora mis hermanas y yo no queremos salir de allí”, afirma Alexa* con una gran sonrisa.
En este espacio no solo se divierten, sino que ponen en práctica los conocimientos que aprendieron durante su estancia en la escuela, leen, hacen operaciones matemáticas y pintan.
“Save the Children no solo les devolvió la esperanza a mis hijas de volver a estudiar, sino que nos enseñó a ser más unidos como familia. Ahora converso con mis hijas y nos escuchamos mucho más, ya sé que piensan, que sueñan y eso me motiva a ayudarlas cada día”, sostiene Deisy.
Mientras sigue gestionando los cupos escolares para sus hijas, Deisy espera poderse reunir pronto con el resto de su familia pues para ella el sacrificio más grande a sido separarse de sus hijos.
A través del proyecto ‘El Mundo es mi Hogar’ Save the Children busca mitigar la deserción escolar y promover el cumplimiento del derecho a una educación segura y de calidad que tienen los niños y las niñas en todo el mundo.
Contexto e información del proyecto:
El departamento de Arauca limita con Venezuela por lo que es uno de los departamentos que más migrantes recibe. receptores de migrantes. Tiene una población estimada de 262.000 habitantes y su economía se basa principalmente en la explotación petrolera, la ganadería, la agricultura y el comercio.
El proyecto ‘El Mundo es mi Hogar’ es apoyado por Global Affairs Canada y se centra en mejorar la realización del derecho a una educación de calidad, segura y con perspectiva de género para las niñas y niños afectados por el conflicto y la crisis en la frontera colombo-venezolana. El proyecto se implementará por 31 meses y busca beneficiar a más de 30.403 niños, niñas y adolescentes que viven en los departamentos de Norte de Santander, Arauca y La Guajira.
(*)nombre cambiado.