Con la llegada del COVID-19 al mundo, todo cambió: las rutinas, los modos de vivir, los cuidados que debemos tener y por supuesto la educación. Antes de esta situación, más de 260 millones de niños, niñas y adolescentes en todo el mundo no se encontraban inscritos a una escuela. Mientras que más de 617 millones no estaban aprendiendo, logrando solo niveles mínimos de competencia en lectura y matemáticas. Con esta pandemia, no solo nos enfrentamos a una crisis de salud y humana, también a una crisis educativa mundial con más de 1,5 mil millones niños y niñas que interrumpen su educación, y corren el riesgo de no regresar a la escuela. En este tipo de situaciones, la educación es generalmente el primer servicio interrumpido y el último reanudado; pero este no es el único riesgo al que se ven enfrentados, ya que cuando no hay escuela, pueden estar más expuestos a la violencia intrafamiliar, al trabajo infantil o el reclutamiento por parte de grupos armados.
Debido a la crisis del COVID-19, la educación en emergencia en Colombia presenta el gran desafío de reinventarse, ajustar y revaluar estrategias que contribuyan a superar la brecha de acceso a la disponibilidad tecnológica y la conectividad en las zonas rurales del país, que faciliten un aprendizaje más resistente, abierto, inclusivo y flexible, en todas las comunidades. Generando así el fortalecimiento de habilidades emocionales en niños, niñas y adolescentes para avanzar. Todo esto mediante diferentes elementos educativos, creados desde el fondo mundial Education Cannot Wait, que tiene como objetivo ayudar a posicionar la educación como una prioridad en la agenda humanitaria, marcar el comienzo de un enfoque más colaborativo entre los actores en el terreno y fomentar financiación adicional para garantizar que los menores afectados por la crisis, accedan a aprendizaje de calidad.
En esta crisis la educación no da espera y desde el Consejo Noruego para Refugiados, Fundación Plan, Save the Children y World Vision, somos conscientes de ello y estamos comprometidos brindar, desde diferentes componentes pedagógicos, acompañamiento de calidad, con herramientas apropiadas que venimos desarrollando tales como: guías especiales, entrega de kits de higiene, kits educativos, programas radiales con componentes de educación, un trabajo en equipo que busca una educación más incluyente y de calidad, en donde a través de estas nuevas rutinas, los niños, niñas y adolescentes vuelvan a su cotidianidad.