Tras un mes desplazada de su vereda Capellanía, Gloria regresó con sus hijos y esposo a su casa aún con el temor que generó el paro armado de ese momento. Con la esperanza de que esos hechos no se vuelvan a repetir, Gloria construye paz desde su hogar y sueña con que sus hijos no tengan que vivir más los impactos de una guerra que no ha sido elección de ellos.
La historia de Gloria en sus propias palabras:
El 2 de noviembre de 2019, con mochila en mano y sus hijos por delante, Gloria dejó su casa ante el recrudecimiento del conflicto en su vereda Capellanía, en el municipio La Playa. Cúcuta fue el destino que los alojó por más de un mes. Tiroteos y minas fue el desencadenante para que ella se sumará al desplazamiento masivo de su vereda.
“Vivir aquí es sabroso, con sus momentos difíciles como los meses pasados en los que solo había amargura. El desplazamiento masivo que causó tanta noticia, nosotros éramos uno más de ese grupo. Mi único pensamiento era que mis hijos estuvieran bien”, recuerda aquellos momentos Gloria, una mujer de raíces campesinas desde lo alto de las montañas que rodean el Catatumbo.
“En Cúcuta fue muy difícil la situación porque llegamos sin nada. Mi esposo buscaba trabajo, pero como es discapacitado de una mano se le dificultó bastante. Mientras tanto yo me quedaba en casa con los niños porque aquí no podía trabajar en el campo, que es lo que sé hacer”, agrega.
Su retorno a Capellanía se dio cuatro días antes de navidad, justo como si fuera un “regalo” de Papá Noel el volver a su casa, que para ese entonces se veía abandonada y desordenada. “Las Juntas de Acción Comunal ayudaron a que pudiéramos regresar. Los grupos armados no querían soltar las casas y mucha gente estaba sufriendo con los niños, todos rodando de un lado a otro”, comenta Gloria.
El desplazamiento, para su hija de 11 años significó dejar su escuela y su hogar para llegar a un lugar, que, en sus palabras, no era su casa. “Cuando nos fuimos a Cúcuta me puse muy triste, no me gustó, se sentía muy feo. Somos más felices aquí. Pero, no podía decirle nada a mi mamá, ella decía que íbamos de vacaciones. Yo sabía que no era así”, cuenta Dolly, hija de Gloria y su mano derecha en las labores del campo. Madre e hija día a día pasan su vida entre el labriego del campo, las gallinas, los conejos y los perros que adorna su finca pero que en disputa queda en silencio sepulcral.
“Salgo a trabajar en lo que sea. Me le mido a todas las labores del campo y Dolly me acompaña después de la escuela. A mis hijos busco enseñarles buenos modales, que no sean groseros con la gente y que estudien, que salgan adelante y no se queden igual que uno. Ellos merecen un lugar en paz”, comenta. Pese a que el paro armado en la región se suspendió, Olinda aún vive con el temor de que se retomen las disputas. “De noche, cuando uno escucha ladrar del perro, vuelve el miedo y el pensamiento de que esa sea la última vez juntos. Los niños hacen preguntas, pero si les doy respuesta también vivirán con miedo. La felicidad de nosotros está en campo”.
Contexto e información del proyecto:
La Playa de Belén es un municipio que hace parte de la tradicional región Catatumbo en Norte de Santander conectado por carreteras nacionales con Cúcuta, Bucaramanga y Santa Marta. Debido a su ubicación rural, La Playa de Belén ha tenido un desarrollo y contexto afectado por el conflicto armado a manos de distintos actores ilegales ya que sus densas montañas facilitan su tránsito clandestino, pese a que su economía está basada en la gastronomía, los oleoductos petroleros, la agricultura y el turismo.
En esta ocasión, la población del Catatumbo fue víctima de un paro armado realizado por distintos grupos al margen de la ley en la región, lo que provocó desplazamiento y desabastecimiento de alimentos por cerca de un mes. Ante los hechos, Save the Children Colombia dio respuesta humanitaria con la entrega de 153 kits (50 de higiene, 50 escolar, 50 de alojamiento y 3 de docentes) en las veredas Capellanía y Miraflores del corregimiento de Aspasica del municipio de La Playa beneficiando a 86 familias.
Save the Children Colombia inicia su trabajo en Norte de Santander desde 2015, a través de diferentes proyectos. A partir del 2018, iniciamos un acompañamiento en la zona conocida como “Catatumbo”, con nuestro proyecto “Somos Educación” y, recientemente, con el proyecto apoyado por la Agencia de Cooperación Noruega, Catatumbo Ama la Educación, centrado en el fortalecimiento de habilidades en la alfabetización y la aritmética. Con este último proyecto, que se implementará por 4 años en la zona, se busca beneficiar a más de 15.994 niños, niñas y adolescentes que viven en la zona y quienes han sido altamente afectados por el conflicto armado, la pobreza, la migración y la falta de acceso a servicios básicos en la región noroccidental del país focalizando seis municipios: Ocaña, Ábrego, El Carmen, La Playa, Teorama y Convención.