La devastación es evidente, la fuerza de la naturaleza fue inclemente esa noche de jueves, el mar de los siete colores dejó a su paso un sinfín de necesidades en las miles de familias, y de forma especial a los niños, niñas, jóvenes y adolescentes, que habitan el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
Las pocas estructuras que quedan en pie, dan fe de la activa y próspera vida turística y cultural que vivía la isla de Providencia, y que ahora con sus playas vacías espera ser reconstruida. Sin embargo, las graves y profundas secuelas emocionales no son evidentes a simple vista, el antes y después del paso del Huracán IOTA, ha marcado el recuerdo de todos los habitantes de la Isla.
Con este panorama, los niños, niñas jóvenes y adolescentes se encuentran en situación de emergencia; ya que no pueden acceder a servicios básicos, protección efectiva por parte de sus madres, padres y/o cuidadores, que los deja en un alto grado de vulnerabilidad y afectación del goce pleno de sus derechos.
Para Save the Children Colombia, los niños y niñas deben ser una prioridad en la respuesta humanitaria, bajo el principio del “interés superior del niño” y hace un llamado al Estado colombiano y los actores humanitarios presentes en San Andrés y Providencia, para que asignen recursos y brinden asistencia inmediata para el cumplimiento de los derechos la niñez afectada en esta catástrofe natural.