Yonairi tiene 12 años es migrante Venezolana, vive en Fonseca (La Guajira) y sueña con ser cantante.
Con solo 13 años Yonairis es un ejemplo de superación y entereza. Para ella estudiar es lo más importante por eso cuando llegó a Colombia proveniente de Venezuela no le importó que no la promovieran al cuarto grado ni mucho menos tener que matricularse en tercer grado con niños menores que ella. Con esfuerzo y dedicación ha logrado demostrarle a su familia y compañeros de que está dispuesta a luchar por sus sueños.
La historia de Yonairis Paola en sus propias palabras:
“Mi familia y yo llegamos a Colombia hace tres años pues Venezuela se empezó a poner mal de comida, dinero y las cosas así. Yo vivo acá en Fonseca (La Guajira) con mi mamá y mis hermanos. Mi papá todavía vive en Venezuela, tenemos un año prácticamente que no lo vemos”.
“Aunque salir de mi país representaba dejar atrás parte de mi familia, sus amigos y mi colegio, venirnos para acá me parecía buena idea porque acá tenía otra familia y yo quería conocerla, y eso fue lo que más me gustó, conocer otra parte de mi familia, y pues a pesar de todo también conocí nuevos amigos”.
Uno de los mayores desafíos que Yonairis tenido que enfrentar es volver a estudiar. En Venezuela culminó el cuarto grado y en Colombia la devolvieron dos grados atrás por la poca preparación que traía.
“Cuando llegué acá yo le decía a mi mamá: mami quiero estudiar, mami quiero estudiar. A pesar de que no había cupo para 4° y 5°me metieron en 3° y yo dije mami no importa, yo quiero estudiar en cualquier grado y me metí en 3°”, relata convencida de su decisión.
“El problema es uno llega acá con algunas enseñanzas de Venezuela y allá los estudios no son muy buenos, pero aquí si. Cuando yo llegué e hice mi primera evaluación saqué 2.0 y todos se burlaron, yo dije -no importa voy a salir adelante- y ahora saco 4.5 y 4.0 no saco 3 ni menos nota”, aseguró con orgullo.
“A las niñas migrantes deben darles la oportunidad estudiar porque los sueños de muchas niñas venezolanas es poder estudiar acá porque en Venezuela no pudieron”, sostiene.
Con emoción asegura que las materias que más les gustan son matemáticas y español, y confiesa inglés es la más la lección más difícil para ella.
Durante la pandemia por COVID-19 Yonairis al igual que miles de niños y niñas en todo el mundo ha tenido que aprender a lidiar con las clases a distancia y los retos y desafíos que esto implica en un contexto tan precario.
Vive y duerme en un solo cuarto con su mamá y sus tres hermanos y sus recursos son limitados por lo que no cuenta con internet en su casa para hacer las tareas y el único teléfono móvil de la familia, el de su mamá, no funciona bien.
“Antes de la pandemia todo era perfecto porque yo me iba al colegio caminando, me regresaba, almorzaba y hacia mis tareas. Ahora toca salir con tapabocas, hacer las tareas en casa y lo que nos diga la maestra por Whatssap”.
“Aunque hacemos las tareas por guias algunas preguntas nos toca consultarlas por internet y cómo mi papá está en Venezuela yo le pido el favor de que me ayude a investigar y él me llama y me dicta las respuestas. A veces tengo que pedirle prestado el celular a mi amiga y ella viene me lo presta, tomo las fotos y se las mando a la profe”.
Cuando Yonairis habla de qué le gustaría ser cuando sea más grande lo dice sin titubear: quiere ser cantante, aunque admite que es penosa, tiene pánico escénico y en ocasiones por esto mismo se le va la voz cuando está en el escenario.
“Allá en Venezuela yo también era participante de canto y aquí me dieron la oportunidad pero me salí de eso, ese era el sueño que yo tenía. Esa oportunidad se me fue porque yo me salí de la escuela de canto. Si tuviera otra vez la oportunidad me metiera pero no puedo porque hay que pagar”.
Pese a estas dificultades, Yonairis está segura que “cuando pase la pandemia ella y su familia encontrarán la forma de que pueda volver a sus anheladas clases de canto e invita a las niñas que están pasando por una situación similar a la suya a que confíen en sus familias pues su apoyo es fundamental para que puedan cumplir sus sueños cuando estén grandes”.
Contexto e información del proyecto:
Fonseca es un municipio del departamento de La Guajira, al norte de Colombia que limita con el Estado Zulia (Venezuela), su economía es agrícola, ganadera y minera. Tiene una población estimada de 33.250 habitantes.
A partir del 2019, Save the Children llega a los municipios de Fonseca, San Juan del César y Riohacha (La Guajira) a través del proyecto ‘El Mundo es mi Hogar’, centrado en mejorar la realización del derecho a una educación de calidad, segura y con perspectiva de género para las niñas y niños afectados por el conflicto y la crisis en la frontera colombo-venezolana. Con este último proyecto, que se implementará por 31 meses en la zona, se busca beneficiar a más de 30.403 niños, niñas y adolescentes que viven en la zona.